CCOO de Industria | 20 abril 2024.

Aurora Martínez, responsable de Igualdad de CCOO de Industria de Andalucía

“Lo que se ha visto durante esta crisis es que la mayoría de sectores imprescindibles son ocupados por mujeres y, sin embargo, están infravalorados”

    Aurora Martínez es la responsable de Igualdad de CCOO de Industria de Andalucía. Entró en el sindicato como delegada de la empresa AGAPA en 2007 y, un año después, pasó a formar parte de la Federación Agroalimentaria de Andalucía, llevando los temas de Juventud, Migraciones y Comunicaciones. Ahora, al frente de la secretaría de Igualdad de la comunidad andaluza, afronta un nuevo reto surgido a raíz del Covid-19.

    04/06/2020. CCOO de Industria
    Aurora Martínez, responsable de Igualdad de CCOO de Industria de Andalucía

    Aurora Martínez, responsable de Igualdad de CCOO de Industria de Andalucía

    ¿Cómo describirías estos años como responsable de Igualdad de la Federación de Andalucía?

    Cuando entré en 2008 era muy reciente la Ley de Igualdad. Desde el sindicato ofrecimos muchas propuestas para la Ley y teníamos mucha ilusión y muchas expectativas. Se hicieron muchas formaciones y hubo avances en los primeros años con los Planes de Igualdad, pero las medidas en muchos casos eran difícilmente aplicables.

    ¿Cómo es el trabajo día a día desde la Federación en materia de igualdad? ¿Qué objetivos se pretenden conseguir a corto y a largo plazo?

    El trabajo en Andalucía es similar al del resto de Federaciones. Es costoso porque desde la secretaría de la mujer tenemos que estar recordando que tiene que haber igualdad en todos los ámbitos, que se respete el lenguaje inclusivo, que haya también presencia de mujeres en las diferentes categorías de las empresas de todos los sectores, así como en las mesas y comisiones negociadoras. Se trata de un trabajo desde el interno necesario para que se incluya la perspectiva de género de forma transversal. El objetivo es ir introduciendo la perspectiva de género tanto dentro como fuera de la organización. Si el trabajo lo hacemos desde dentro será más fácil extenderlo hacia fuera y en todas partes donde estemos presentes negociando.

    ¿Qué clases de formaciones se dan a los delegados y a las delegadas en las empresas y qué objetivos se persiguen?

    La formación en igualdad es muy necesaria y se está solicitando más desde el Real Decreto Ley 6/2019 que incluye que, las empresas más pequeñas (las de más de 50 personas trabajadoras en 2021), tienen que negociar los Planes de Igualdad. Hay carencias en cuanto a formación de los delegados y delegadas y por eso hemos impulsado las formaciones. La primera formación en Andalucía se dio en junio de 2019 en Sevilla y se impartió a la estructura del sindicato, donde se dieron conocimientos básicos sobre los Planes de Igualdad, fundamental para que cada provincia tenga conocimiento y autonomía para negociar los Planes de Igualdad de su ámbito. Teníamos pensado empezar este año a dar formaciones a los delegados y delegadas por provincias, pero sólo dio nos tiempo en Almería. La de Sevilla estaba prevista de realizar en los meses de marzo-abril y, aunque no había fecha definida, se vio paralizada por el Covid-19. Igualmente tuvo que cancelarse la formación de nivel 2 para la estructura que se tenía que haber impartido en el mes de abril.

    ¿Cómo de importante es el trabajo en la negociación colectiva y en los Planes de Igualdad?

    Es fundamental, ya que es en la negociación colectiva donde se consiguen los mayores avances para las personas trabajadoras. Antes sólo tenían obligación de tener Planes de Igualdad las empresas con más de 250 personas. Ahora, desde 2019 y con plazos de aplicación, también lo tienen las empresas de más de 50 personas, lo cual hará que la igualdad esté presente en muchas más empresas. En los convenios sectoriales, donde no es posible negociar Planes de Igualdad, es necesario que en la negociación colectiva, haya medidas de igualdad y protocolos contra el acoso sexual y por razón de sexo. Los planes son herramientas muy útiles y, si están bien negociados y hay un buen seguimiento, dan muy buenos resultados porque se detectan las desigualdades que hay en cada empresa y se ponen medidas correctoras específicas contra ellas. No son planes generalizados, sino que es concreto para cada empresa en función de lo que se ha visto en el diagnóstico previo que acompaña cada plan.

    ¿Es necesario un cambio en la educación y un mayor compromiso por parte de los gobiernos?

    Debemos partir de una educación adecuada e igualitaria ya que si no, partimos del sesgo de que no somos iguales y hasta lo tenemos interiorizado, incluso las propias mujeres. Esto debe comenzar desde las escuelas y romper con esos roles ya que después es muy difícil de convencer y explicar tanto que hay desigualdades como qué tipo de desigualdades existen.

    ¿Cuáles son los tipos de desigualdades a los que se enfrenta una mujer en la realidad actual?

    La realidad actual es que las mujeres partimos de una desventaja y hay que poner las medidas necesarias para poder llegar a tener las mismas oportunidades que los hombres. No se trata de poner medidas iguales para hombres que para mujeres, sino de que, para que las mujeres podamos estar en igualdad de condiciones que los hombres, hay que poner medidas distintas. Hay que analizar también cómo afecta cada medida que se pueda poner a mujeres y a hombres de forma separada, porque no todo nos afecta ni nos influye de igual manera. Eso, sin una educación en igualdad, es difícil de hacer entender.

    Muchas veces las mujeres sufren situaciones de acoso laboral y sexual en el ámbito de trabajo. ¿Cómo está la situación en estos momentos con el Covid-19 y hacia dónde debemos dirigirnos para su erradicación?

    La lacra del acoso viene muy en relación a la educación y a la violencia de género en el ámbito del trabajo. El acoso sexual es algo que debe erradicarse por completo, debemos proteger a las mujeres. Los protocolos de acoso sexual son fundamentales de negociar y debe participar la RLT, porque si no hay participación sindical, no hay datos de acoso en la empresa y, o no se ponen soluciones o las soluciones que se dan perjudican claramente a la víctima. Los protocolos deben ir encaminados a tomar medidas preventivas y hacer espacios libres de acoso, y en el caso que se dé, actuar contundentemente y sancionarlo.

    ¿Cómo están en estos momentos los protocolos de acoso en los convenios del campo en Andalucía?

    Debemos establecer protocolos de acoso en el campo ya que es muy difícil controlarlo. En el convenio de Huelva se firmó un protocolo de acoso y se estableció la creación de una mesa específica, porque había denuncias de acoso. Pero de momento no se ha activado el protocolo ni se ha puesto en marcha la mesa por la situación actual. Hay que incorporar a todos los convenios sectoriales del campo medidas de igualdad y protocolos frente al acoso sexual y por razón de sexo.

    ¿Cómo es la realidad laboral de la mujer en Andalucía y qué particularidades hay en comparación con el resto de comunidades?

    Lo que es común en todas las comunidades es que los puestos más precarizados los ocupan las mujeres. Esto sucede tanto en Andalucía como en todas partes, ya que lo vemos en los Planes de Igualdad y en las negociaciones. El sector más precarizado es el del campo, un sector muy importante, donde 500.000 de las 900.000 personas que trabajan en España, son de Andalucía. Hay algunas campañas que se caracterizan porque la mayoría son mujeres, por ejemplo la de fresas, donde son muchas mujeres inmigrantes.

    ¿Cómo puede afectar la crisis a las mujeres del sector del campo?

    Nos preocupa que como sucedió en la crisis del 2008, donde el sector de la construcción cayó de golpe, afecte a los puestos de trabajo que ocupan muchas mujeres en el sector del campo. Aunque siempre va a ser necesaria la mano de obra en el campo, hay peligro de que los hombres al no tener otros sectores donde trabajar debido a la crisis, de nuevo expulsen a las mujeres. En las campañas de la aceituna puede volver a pasar lo mismo. Ahora que ha caído el sector de la hostelería puede que algunas de las mujeres del campo se vean fuera. Otro de los grandes problemas es la economía sumergida e invisibilidad en el sector del campo.

    ¿Qué riesgos específicos puede traer la crisis económica surgida a raíz del Covid-19 respecto a los avances en materia de igualdad? ¿Qué alternativas propone la Federación de Andalucía?

    La primera es que se han paralizado todos los Planes de Igualdad y todas las negociaciones que ahora estaban arrancando a raíz de la puesta en marcha del Real Decreto Ley 6/2019. Teníamos un volumen bastante importante de negociaciones en empresas que empezaban con los Planes de Igualdad. Nos preocupa que muchas de las empresas que están con ERTEs acaben en EREs. No tenemos datos de cómo están afectando éstos Expedientes a hombres y a mujeres ya que no dan los datos segregados por sexo. Desde el sindicato reivindicamos que se den estos datos para ver cómo realmente afectan y para que no sean nuevamente las mujeres las más perjudicadas.

    El sector agroalimentario ha trabajado a pleno pulmón durante la crisis. CCOO lleva años denunciando que, aquellos sectores donde mayoritariamente trabajan las mujeres, las condiciones laborales son peores. ¿Cómo se encuentra el sector del campo en Andalucía y cómo se puede cambiar esto?

    Se han lanzado varias propuestas en materia del campo, pero debemos controlar la economía sumergida, ya que hay muchos fraudes en el campo. Se deben poner encima de la mesa los contratos y cotizaciones para que la mujer cotice lo que trabaja para que, a la hora de la jubilación y prestaciones cuando acabe su etapa laboral, tenga unas condiciones dignas. Lo que se ha visto durante esta crisis es que todos los sectores imprescindibles como el sector farmacéutico, de cuidados, el sanitario, limpieza, etc., son sectores donde trabajan la mayoría mujeres y, sin embargo, están infravalorados. Debemos aprovechar esta crisis para visibilizar y poner en valor estos trabajos.

    ¿Cuáles son los peligros del teletrabajo para la mujer?

    Hay que tener mucho cuidado con el teletrabajo ya que tiene mucho peligro para las mujeres. Si no está regulado las mujeres corren el riesgo de sobrecargarse con labores del hogar y con los cuidados, además de su trabajo. Porque al final las mujeres están teletrabajando, haciendo la comida y cuidando a los hijos e hijas, algo que desemboca muchas veces en crisis de ansiedad. Hay una falta de corresponsabilidad enorme y esto debe cambiar, nosotras no podemos abarcar todo.

     

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