CCOO de Industria | 20 abril 2024.

María Eloísa Gómez: “Muchas herramientas manuales de trabajo se diseñan con parámetros anatómicos exclusivamente masculinos”

  • La responsable de Mujer e Igualdad de CCOO de Industria de la Comunidad de Madrid nos muestra los peligros de la existente visión masculinizada de la salud laboral

María Eloísa Gómez estudió ingeniería técnica de telecomunicación y se afilió a CCOO en los años 90. Actualmente es la responsable de Mujer e Igualdad de la Federación de CCOO de Industria de la Comunidad de Madrid tras ser reelegida este año en el Congreso; este es su quinto año al frente de la Secretaría de Igualdad. Comenzó su vida laboral en la multinacional Alcatel, empresa en la que entró en el año 1989. En 2007 comenzó su trayectoria sindical tras ser elegida como delegada sindical de personal. En 2014 comenzó a participar en la Federación de Industria de CCOO en el área de política industrial y, en 2017, entró como miembro de la Ejecutiva de Industria. Actualmente trabaja y es representante de Thales España en el Comité Europeo, una empresa que se dedica a la defensa, seguridad y transporte.

14/09/2021.
María Eloísa Gómez, responsable de Mujer e Igualdad de CCOO de Industria de la Comunidad de Madrid

María Eloísa Gómez, responsable de Mujer e Igualdad de CCOO de Industria de la Comunidad de Madrid

¿En la práctica cotidiana se mantiene una visión masculinizada de la salud laboral?

Antes de hacernos esta pregunta en cuanto a la salud laboral, debemos incidir en que el sesgo de género está presente en la investigación y la práctica médica generalista, en la que el sexo masculino ha sido y sigue siendo la medida actual. Afortunadamente, en las últimas décadas se han acometido estudios para atajar o simplemente denunciar la invisibilidad de las mujeres. En la salud laboral ocurre lo mismo, por tanto, se debe aportar más información sobre la forma en las que se desarrollan las enfermedades laborales según el sexo ya que nos afectan de forma distinta. Lo vemos con la vacuna de la Covid-19, que no afecta a mujeres y hombres por igual.

Además, actualmente la salud laboral presta su atención de forma casi exclusiva a los accidentes laborales. Este punto implica que los esfuerzos preventivos cubren sólo una parte de la salud laboral, y que prácticamente no tienen en cuenta el resto de riesgos, como son los riesgos psicosociales, ergonómicos así como ciertos riesgos higiénicos.

¿La prevención de riesgos laborales trata adecuadamente las especificidades de género?

Rotundamente no. La teoría nos indica que el objetivo principal de la prevención de riesgos laborales es proteger a todos los trabajadores y trabajadoras de la exposición a aquellas situaciones o actividades laborales que pueden provocar un daño en la salud. Por lo tanto, incorporar la perspectiva de género en este ámbito significa poner el mismo nivel de atención, de preocupación y de recursos en los diferentes tipos de riesgos.

Además, como todos sabemos la precariedad tiene rostro de mujer; no podemos olvidar que las peores condiciones de trabajo de las mujeres ocupadas se manifiestan con una mayor exposición a los riesgos psicosociales. Por ejemplo, los factores a los que están más expuestas las mujeres como la inestabilidad laboral, la falta de autonomía, influencia y pocas oportunidades para desarrollar las habilidades sobre el trabajo, son factores de riesgo psicosocial, asociados a trastornos de salud mental.

También hay que tener en cuenta las manifestaciones más frecuentes de violencia de género en el ámbito laboral, tanto el acoso sexual como el acoso por razón de sexo.

La utilización de los Equipos de Protección Individual es un magnífico ejemplo de la discriminación que se da en el ámbito de la salud laboral. Pocos se diseñan para mujeres. ¿La solución pasa por que exista una demanda de EPIs feminizados desde los centros de trabajo? ¿Cuál es el papel que le toca jugar a CCOO?

Los EPIs deben tener en cuenta la fisionomía de las mujeres para poder ser un equipo de protección individual que cumpla su función. No sirven de nada si esto no se tiene en cuenta. Además, los lugares de trabajo también deben diseñarse teniendo en cuenta que hay mujeres trabajadoras. En muchas empresas de nuestro sector, ni siquiera existen vestuarios femeninos y ni siquiera los uniformes están adaptados para las mujeres.

Esta situación, tan fácilmente subsanable, ha hecho que ocurran muchos accidentes laborales que podrían haberse evitado, por ejemplo: el caso de la policía muerta en Vigo que llevaba 2 años esperando que le entregasen su chaleco antibalas. Y el de una mujer que falleció en Torremolinos tras caer de una escalera por no llevar botas antideslizantes.

El papel que jugamos dentro de las CCOO es evitar que estas situaciones ocurran y corregirlas si se producen. A la hora de diseñar los objetivos y el contenido de la vigilancia de la salud se tienen que tener en cuenta las exposiciones mayoritarias en las mujeres, así como las diferencias biológicas y las desigualdades sociales.

Los resultados colectivos de la vigilancia de la salud siempre se presentarán por sexos y se analizarán de forma completa y diferenciada.

En profesiones tradicionalmente masculinas, la mayoría de las herramientas e indumentaria no están diseñadas para el físico femenino. ¿Son un riesgo laboral añadido?

Por supuesto. Además de los Equipos de Protección Individual, hay que tener en cuenta que el diseño de los puestos de trabajo, desde la organización de los espacios, pasando por los horarios, los equipos y las herramientas, se ha pensado, mayoritariamente, siguiendo un modelo masculino de trabajador.

Por ejemplo, muchas herramientas manuales de trabajo se diseñan con parámetros anatómicos exclusivamente masculinos. Así, resulta casi imposible que las mujeres puedan acceder a esos puestos debido a que no están adaptados a nuestras características físicas.

También la organización del tiempo de trabajo parte de un modelo de disponibilidad constante por parte de las personas trabajadoras, sin tener en cuenta las responsabilidades o necesidades relacionadas con el entorno familiar, dobles presencias, tareas que actualmente recaen mayoritariamente sobre las mujeres.

Desde Comisiones Obreras nos toca vigilar, proponer y medir tanto desde la Prevención de Riesgos laborales como en el desarrollo de medidas y Planes de Igualdad, que los puntos mencionados con anterioridad se tengan en cuenta para poder corregirlos cuando se detectan.

Los factores ambientales, entre los que se encuentran los laborales, causan entre el 7 y el 10% de las anomalías congénitas durante el embarazo. ¿Cuáles son las propuestas de CCOO para valorar adecuadamente los riesgos que pueden afectar a las embarazadas?

Debido a la falta de perspectiva de género en la Salud Laboral, una gran parte de los valores límite establecidos para la exposición a sustancias tóxicas no tienen en cuenta la posibilidad de que la respuesta toxicológica pueda ser diferente entre las mujeres y los hombres y, en concreto, a las embarazadas.

Sabemos que la Ley obliga a que la evaluación inicial de riesgos debe prever los riesgos para la reproducción y la maternidad, y si la evaluación detecta riesgos para la reproducción y la maternidad, por tanto, se tienen que llevar a cabo las medidas preventivas adecuadas para la disminución o eliminación de éstos o evitar la exposición de las mujeres afectadas.

Respecto a la prevención, durante el embarazo, el postparto y la lactancia se deberá prestar atención a cualquier cambio que se produzca tanto en las condiciones de trabajo como en la salud de la mujer o de su descendencia para proceder a una revisión y actualización de la evaluación de riesgos, para poner en marcha nuevas medidas preventivas en su caso.

A la hora de diseñar los objetivos y el contenido de la vigilancia de la salud se tienen que tener en cuenta las exposiciones mayoritarias en las mujeres, así como las diferencias biológicas y las desigualdades sociales. Los resultados colectivos de la vigilancia de la salud siempre se presentarán por sexos y se analizarán de forma completa y diferenciada, y para ello debemos tener la formación suficiente para que se cumpla.