CCOO de Industria | 23 febrero 2025.

Asturias y la energía, en su encrucijada

  • Artículo de opinión de Damián Manzano, secretario general de CCOO de Industria de Asturias

Intentar entender y a la vez explicar el por qué nuestra región es como es y no de otra forma sin pararse a reflexionar en lo que ha sucedido en nuestra comunidad autónoma en torno al sector de la energía desde hace prácticamente siglo y medio nos haría, con total seguridad, llegar a conclusiones erróneas que, a su vez, podrían llevarnos a adoptar posturas equivocadas.

17/12/2017. CCOO de Industria de Asturias
Damian A Manzano

Damian A Manzano

Creer que ciertas actividades se originaron, desarrollaron, evolucionaron y se transformaron a lo largo de este tiempo por una especie de “generación espontánea” y no como fruto de la idiosincrasia propia de Asturias es una demostración de profunda ignorancia, e incluso una falta de respeto.

El inicio de la industria del hierro y el carbón, de la minería y del acero, se da en Asturias hace 150 años no por una mera cuestión caprichosa, si no porque reúne, en ese momento, las condiciones necesarias para empezar su expansión y desarrollo. Del mismo modo que nadie tuvo la “genial” idea de plantar olivos en Muniellos, seguramente nadie planteó la ocurrencia de establecer las primarias fundiciones siderúrgicas en Jaén por una lógica razón: no había carbón, y por tanto no existía fuente de generación de energía para el incipiente desarrollo industrial.

El carbón, vinculado al proceso siderúrgico, paso a ser el elemento imprescindible para abastecer de energía al conjunto de la naciente industria. La siderurgia evolucionó y una vez agotadas las fuentes cercanas de mineral, se pasó a su abastecimiento desde el exterior. Lo mismo empezó a pasar con el sector de producción de energía eléctrica con quema de carbón, al ser abastecido con carbón foráneo, aunque bien por motivos económicos y no por el del agotamiento de los yacimientos autóctonos.

Es decir, la combinación a nivel industrial de carbón-energía-transformación metalúrgica localizó en el entorno costero asturiano empresas con unos consumos eléctricos que, por lo elevados, no tienen parangón en España.

Y así fue, hasta nuestros días, forjándose una parte fundamental lo que ahora somos.

Este desarrollo condicionó incluso el aspecto físico de Asturias: rías transformadas íntegramente en puertos, ciudades de cientos de miles de habitantes que explican el porqué de su enrevesado callejero mirando a las fábricas instaladas en sus inmediaciones, embalses vinculados a las necesidades de los grupos térmicos, cicatrices abiertas en la tierra al lado de montañas de escombros sacadas del subsuelo…

Es imprescindible saber que todo esto no es fruto del capricho ni del azar. Saber de donde venimos nos ayuda a poder decidir hacia donde queremos ir.

Por eso cuando a algunos, alegremente, desde el escaño parlamentario en el ámbito que sea (administración central, regional, o hasta concejales de ayuntamientos) se habla de “Transición energética” , “Transición justa” o todo tipo de expresiones de lo más florido nos preguntamos: ¿transición hacia donde, de quién y cuando?

Y entonces , un buen día, una compañía eléctrica, IBERDROLA, y hay que decirlo de forma clara, enmarcándolo en una operación de maquillaje y marketing empresarial para aparecer como la primera empresa en no tener dentro de sus fuentes de generación de electricidad el carbón, anuncia su intención de cierre para las térmicas de Lada en Asturias y de Velilla en Palencia.

Entonces algunos se caen de la nube y comienzan a rasgarse las vestiduras, los golpes de pecho y los “apoyos incondicionales”.

¿Pero de que se extrañan ustedes? ¿De que compañías como IBERDROLA ahora, pero hace unos meses ENDESA y GAS NATURAL FENOSA se suban a la ola verde que ustedes impulsan?.

En el colmo del disparate algún partido político incluso llama, literalmente, a “cambiar de bando” de unas compañías eléctricas a otras en función de si producen su energía de una forma u otra… ¡y cuando les hacen caso apelan a la tan manida responsabilidad social corporativa!.

¿Alguien se creía que la cadena que en Asturias empezó a romperse con la producción de carbón autóctono y que ahora sigue con la posible desaparición de las plantas térmicas, consuman carbón autóctono o de importación va a detenerse ahí?

¿Alguien piensa de verdad que un incremento de los costes de la energía eléctrica, además de sobre el consumidor particular, no va a tener efectos devastadores sobre la industria de una región como la nuestra que es la mayor consumidora de electricidad de España?.

¿Qué se pensaban que suponía para una región así la posibilidad de perder el 20% del tráfico de sus instalaciones portuarias?.

¿Pero como es posible que en medio de todo esto no se estén dando cuenta de que abogan por la eliminación de otro de los sectores clave de nuestra economía?.

Por otro lado es chocante, y algunos esperamos que verdaderamente sea un giro político y no solo una declaración de intenciones, que ahora desde la administración central del estado se diga que el carbón no contribuye a aumentar nuestra factura de la luz (¿recuerdan cuando hace nada nos lo repetían los ministros casi a modo de mantra?), si no que por el contrario es uno de los elementos que subyace detrás de que los costes no sean mayores.

Es curioso oir decir, tal como desde CCOO de Industria venimos exigiendo desde hace años, al responsable del ramo ministerial correspondiente que deben de realizarse todos los esfuerzos destinados al máximo grado de desarrollo de las tecnologías limpias de quema de carbón y captura de CO2 y que dentro del Mix Energético nacional el carbón, especialmente el autóctono con la consideración de reserva estratégica y de garantía de suministro deben de jugar su papel.

Hemos tenido que llegar a estos extremos para que por fin se reconozca que la planificación energética del estado es competencia irrenunciable de la administración, en virtud del interés general, y no de los intereses economicistas de las compañías eléctricas.

Bienvenidos sean los arrepentidos, los conversos, pero sobre todo, que lo sean durante mucho tiempo.

Porque cuando nos vuelvan a hablar de Transición, energética en este caso, no les vamos a consentir que esa transición sea hacia la nada y se convierta en un salto hacia el vacío.

Que de apoyos retóricos y palmadas en la espalda los trabajadores de la minería, de las térmicas, de la industria siderúrgica y metalúrgica, los del transporte por carretera o ferroviario vamos sobrados. Lo que exigimos es coherencia y políticas claras y sin ambigüedades.

Porque energía se va a seguir produciendo y dependerá del concepto que tengamos sobre nosotros mismos, como decía al principio, que sea en Asturias, o incluso en España o fuera de cualquiera de los dos sitios, en función de las decisiones que se tomen.

A ver si aquí, por empeñarnos en lo que no nos conviene, la transición va a ser el tiempo que empleemos en ir desmantelando nuestra región o en coger la maleta para ir a donde, sin ninguna duda, se seguirá consumiendo y fabricando con la energía que antes consumíamos y fabricábamos aquí.

No dejemos que estúpidos complejos y prejuicios, generados de forma interesada, nos estigmaticen y lleguemos a asumir e interiorizar que somos los culpables de todo lo habido y por haber y por tanto debemos en esta fase, asumir las consecuencias. No es cierto, basta ya de hacer demagogia con estas cuestiones y muchísimo menos desde el desconocimiento más descarado.

Pediría por último una profunda reflexión al conjunto de la sociedad asturiana, y muy especialmente a quienes tienen responsabilidades políticas, sobre estos temas y las decisiones que se vayan a tomar, porque nos estamos jugando mucho, muchísimo más que lo que aparentemente nos quieren hacer ver.