CCOO de Industria | 16 abril 2024.

La población activa industrial femenina se reduce en los tres últimos meses

    Según la EPA publicada ayer, trabajan en el sector industrial 2.687.700 personas. Significa una leve recuperación del empleo, en un porcentaje del 1,7%, con 45.500 personas más trabajando en el tercer trimestre que en el segundo. La variación de la población ocupada ha seguido una pauta discriminatoria hacia el género femenino, puesto que el empleo masculino es el que crece (un 2,7%) compensando la pérdida de empleo femenino, que cayó un 0,8%, al ser expulsadas 6.100 mujeres de la producción industrial en los últimos tres meses.

    28/10/2020. CCOO de Industria
    Imagen de OpenClipart-Vectors en Pixabay

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    Así que una vez recuperada en algo la actividad, el empleo asalariado es el que tendió a repuntar en tasa trimestral, al incorporar 46.000 personas asalariadas en los últimos tres meses (un 2,6% más), con la misma pauta discriminatoria que el empleo general, ya que fueron expulsadas 2.200 asalariadas, en tanto que se incorporaron 48.200 hombres. 

    También la vuelta a la actividad sí ha supuesto unos números de población desempleada mejor que hace tres meses, ya que en el segundo trimestre de este año el número de paradas era de 69.300 y el de parados de 162.200, frente a las 67.700 paradas y 132.000 parados en el tercer trimestre.

    La discriminación de género que ha producido la pandemia en el sector industrial es clara en cuanto a la absorción del paro se refiere, ya que en tasa trimestral la reducción del desempleo masculino es del 18,6%, en tanto que en el caso de las mujeres es del 2,3%, con lo que al final estamos presenciando una reducción del volumen de población activa industrial femenina en estos últimos tres meses, que ha pasado de 730.600 en el segundo trimestre de 2020 a 724.500 en este tercer trimestre de 2020, en tanto que los hombres pasan 1.911.700 a 1.963.200 .

    En términos anuales, comparando el tercer trimestre de 2020 con el mismo del año anterior, se observa una reducción de 128.100 en el número de personas empleadas en los últimos doce meses, una caída anual del 4,5%, similar a la acontecida en el segundo trimestre, gracias a los ERTEs que juegan un papel muy importante en la amortiguación de la destrucción de empleo.

    La población asalariada industrial cayó en 121.200 personas en los últimos 12 meses, un 4,7%, quedando la población asalariada industrial en 2.448.200 personas, de las que 403.000 tienen contrato temporal. Así que la temporalidad se sigue erosionando, tal como pudimos ver en el segundo trimestre, puesto que son los trabajadores con contrato temporal los que sufren más virulentamente la pandemia al no ser renovados a la finalización de la relación laboral.

    Actualmente, el porcentaje de asalariados temporales es del 16,46%, frente al 19,35% del primer trimestre de este mismo año, cuando todavía no se habían dejado notar los efectos de la crisis sanitaria. La reducción del número de personas con contrato temporal ha sido de 94.100 en el último año, un 19%; si tenemos en cuenta que la pérdida de empleo asalariado en este período ha sido de 121.200, comprobamos que la pandemia está teniendo una incidencia similar a la que tuvo la anterior crisis sobre el empleo temporal.

    El desempleo industrial ha crecido en 19.800 personas en los últimos 12 meses, un 11%, 8.600 mujeres más y 11.200 hombres, el desempleo industrial femenino ha crecido casi un 15% en el último año frente al 9% del masculino, con lo que nos encontramos con 67.700 paradas y 132.000 parados en el sector.

    CCOO de Industria, ante las consecuencias estructurales de la pandemia sobre el empleo, considera urgente aprovechar la palanca europea y la utilización de los fondos previstos para una transformación justa y ecológicamente sostenible de la industria de cara a afrontar la nueva movilidad y la transición energética.

    Por tanto, Comisiones Obreras sigue reclamando un Plan Estratégico Industrial como eje esencial para afrontar los cambios que garanticen un sector industrial inclusivo, contemplando como objetivo estratégico prioritario la inserción de alta calidad en el sistema productivo global, para lo que se requiere una planificación a medio y largo plazo en cuanto a las inversiones en I+D+i, en capital humano y la generación de competencias y habilidades sectoriales mediante un marco de relación directa entre instituciones científicas y educativas y el sistema productivo empresarial, así como el crecimiento de la utilidad y del valor de las infraestructuras físicas y tecnológicas.

     

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