CCOO de Industria | 23 febrero 2025.

La ruptura de la cadena de suministro del automóvil nos debe hacer reflexionar

  • Necesitamos una política industrial europea y española que contrarreste el traslado de producción hacia el este global estando en consonancia con el camino elegido hacia la descarbonización

La crisis sanitaria producida por el SARS CoV 2 ha mostrado la falta de soberanía industrial y tecnológica de España y Europa, donde gracias a la globalización se ha sufrido desde la falta de mascarillas o respiradores, a ahora la falta de suministro de chips en unos vehículos cada vez mas dependientes de este componente indispensable para una mayor seguridad, conectividad, digitalización y electrificación de los automóviles. 

08/03/2021.
Automóviles

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En Europa y España hemos sufrido y seguimos sufriendo intensamente la transferencia de producción hacia el este, especialmente hacia Asia, debiendo reflexionar colectivamente de la importancia de atraer esa producción, sobre todo las estratégicas, hacia nuestro continente y país. Vivimos muchas contradicciones que no deben de ser asumibles en un momento de cambio estructural masivo dentro de todo el ecosistema europeo, de automatización, tecnologización y aceleración de la descarbonización para cumplir con los acuerdos de París. Donde las políticas europeas van dirigidas a la intensificación de la economía verde, demostrando que no es compatible un mundo de comercio libre, de usar y tirar y que a la vez este comercio sea justo. 

Las mentes pensantes del sector de automoción creyeron que China solo valdría para realizar copias mientras se le transfería tecnología que han sabido aprovechar con su proteccionismo industrial, al no poder vender coches en el país asiático, por ejemplo, si no los fabricas allí y al fabricarlos compartir la tecnología, que han sabido utilizar en su industria propia. 

La situación que se está viviendo con los chips es fruto del maltrato a los fabricantes de componentes. La automoción rompió los compromisos cuando paró con la pandemia, y la industria del semiconductor ha buscado otros clientes. Los fabricantes de coches y componentes lo han querido así, con el único objetivo del abaratamiento de costes, segmentando los proveedores y sin un seguimiento, ni valoración en preventivo de la cadena de suministro ante un posible colapso mundial como el producido por la crisis sanitaria, en una cadena de fabricación de componentes cada vez más lejana a los centros productivos, con el agravante de un sistema de trabajo justo a tiempo, también para abaratar costes, que no permite reacción y que solo es sufragado con medidas de flexibilidad en las grandes multinacionales y no siempre, (como en SEAT o FORD) pero que en las medianas y pequeñas empresas, sobre todo del componente, lo hacen con los ERTE, amortiguador social más agresivo al ser utilizado el paro de las personas trabajadoras, con rebaja salarial incluida. Lo cual debería ser custodiado por el gobierno.  

Europa necesita una política industrial que contrarreste la China o estadounidense, nos llevan muchos años de adelanto, sobre todo el país asiático y lo demuestra su evolución en el vehículo eléctrico, donde tiene más del 60% de la fabricación de las baterías, que significa el 40% del valor del coche. No podemos estar pensando solo en la transición justa en Europa y España, que también, si esta no va acompañada de cómo crear la industria suficiente, que contrarreste el empleo que se pierda en la transformación iniciada y sin retorno.

Llegamos a la crisis de los microconductores y su afectación en Europa y nuestro país, donde no se ha salido de la crisis producido por los cierres de los centros productivos y concesionarios por el COVID y ahora soportamos paros productivos producidos por la ruptura de la cadena de suministro de un componente electrónico, que es fabricado con silicio, selenio y germanio que ya se encontraba en máximos históricos de producción en vísperas de la pandemia, cuando las plantas de fabricación de coches y vehículos industriales cerraron y anularon los pedidos, mientras que estos subían en otros sectores en pleno crecimiento. Y donde los taiwaneses de TSMC, concentran el 70% de la producción utilizada en la industria del automóvil y que ha pasado a un segundo plano por los pedidos para teléfonos móviles 5G, ordenadores portátiles o de casa, videoconsolas… con unos volúmenes y márgenes más cómodos para la compañía fabricante. 

La consecuencia ahora es la escasez, fuente de tensiones entre los fabricantes de coches y los de componentes, que son los que están en relación directa con los fabricantes de semiconductores, al  ofrecer módulos listos para montar en los vehículos (como sistemas de frenado, asientos, airbags, sensores de movimiento, etc...) no sabiendo cuando terminara. Situándolo alguna consultora experta en el primer trimestre de 2022, pudiendo dejarse de fabricar en este primer trimestre del año un 1.000.000 de vehículos menos. Con un mayor impacto previsible en China de 350.000 unidades, 200.000 en EEUU y 170.000 en Europa. 

En CCOO Industria no nos cansaremos de poner encima de la mesa la importancia de los fondos de reconstrucción europeos, y de pedir la puesta en marcha de la mesa de automoción, como garantía para desarrollar un modelo económico sostenible e inclusivo que permita avanzar a España en su necesaria cohesión territorial y social afrontando la transformación del sector y trabajando las necesidades como la de incorporar al ecosistema productivo del sector en España una empresa de fabricación de semiconductores. Con esta crisis queda demostrado que no todo son fábricas de baterías y debe de haber sitio para todos los proyectos, especialmente los estratégicos y que de verdad nos pongan en la cabeza del camino hacia la transformación del sector. 

Donde es importante poner en valor también por ejemplo, la importancia de cerrar el círculo de la fabricación con la reutilización y reciclado de los vehículos, para lo que será o serán necesarios centros especializados como en el que nos podemos mirar ya de Renault, en la ciudad francesa de Flins. En resumen el trabajo de todo el sector y gobiernos debe de ir encaminado a la recomposición de la cadena de producción en nuestro país, para no depender de terceros e incluso proveer al continente, sabiendo que no tamponara la hemorragia de hoy, pero podrá evitar la de mañana.